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Hábitos de Estudio


Un hábito es una costumbre, los hábitos de estudio se refieren a cómo nos acostumbramos a estudiar y a realizar el trabajo escolar. En varias investigaciones se ha demostrado que los hábitos de estudio son un mejor predictor del éxito académico que el nivel de inteligencia o de memoria. Estos hábitos tienen como objetivo sintonizar las condiciones físicas, mentales y emocionales de modo que se facilite el trabajo intelectual. Debemos ver los hábitos de estudio desde tres perspectivas: la interna, la externa y las técnicas propiamente dichas.


La perspectiva interna de los hábitos de estudio tiene que ver con el estado físico y emocional del estudiante. Lo físico fundamentalmente involucra el sueño, la alimentación y el ejercicio. En trabajo intelectual está condicionado por la salud física y el bienestar corporal, pues el cuerpo debe estar en buen estado para que el cerebro pueda enfocarse en el aprendizaje. Es necesario que el niño o adolescente duerma entre 7 y 9 horas, que tengan una dieta rica en fósforo, calcio y vitaminas. El desayuno es esencial para que el estudiante pueda ser capaz de realizar un trabajo escolar de calidad. El ejercicio y el descanso son factores muy importantes. Un estudiante cansado y sobrecargado de actividades no puede dedicar el tiempo y esfuerzo que requiere el estudio tanto en la escuela como en la casa.


Las emociones forman parte esencial de la vida del estudiante y tienen una alta influencia en la motivación y en las estrategias cognitivas. Directamente relacionada con la motivación se encuentra la autoestima. La autoestima es el resultado de un proceso de análisis, valoración e integración de la información proveniente de la propia experiencia y de la retroalimentación de los demás. Un estudiante que no se sienta capaz ni valioso esperará el fracaso y no tendrá interés en seguir determinados hábitos de estudio. El éxito o logro se visualiza como algo tan lejano e inalcanzable que el estudiante opta por hacer el mínimo esfuerzo. En ese sentido, si el estudiante no tiene una motivación intrínseca por el aprendizaje, y sólo lo hace por la obtención de recompensas, no habrá un aprendizaje significativo ni duradero.

En el factor externo debemos considerar el ambiente adecuado para el aprendizaje. Es conveniente disponer siempre del mismo espacio para estudiar, la familiaridad del lugar limita las distracciones. Este espacio debe reunir una serie de condiciones: silencio, temperatura y luz adecuada y un mobiliario propio. Es necesario tener los materiales necesarios a mano (diccionarios, libros, reglas, etc.) para hacer las menos interrupciones posibles durante el estudio. En casa se debe repasar todo lo aprendido en clase ese mismo día. No hace falta dedicarle mucho tiempo, de 10 a 20 minutos por asignatura es suficiente. Esto servirá para anotar las dudas que surjan y aclararlas con el profesor al día siguiente. Al final, con el horario y la agenda a mano, se prepara la mochila para el día siguiente.


Las técnicas de estudio se refieren al método que utilizamos para estudiar y son principalmente: estrategias de planificación del trabajo, técnicas de memoria, el subrayado, el resumen, la elaboración de esquemas, entre otros. Dependen mucho del estilo de aprendizaje y las necesidades del estudiante, lo que funciona para uno no necesariamente es útil para otro estudiante. Un niño que tiene un estilo de aprendizaje visual aprenderá más fácil mediante esquemas y será bueno desarrollar en él esta técnica.


Los hábitos de estudio no son sólo aplicables al hogar, sino también al aula. En el aula el estudiante debe estar pendiente de sus materiales, es decir, llevar todo el material necesario para cada clase y tener siempre a la vista el horario y la agenda. Siempre que empieza una clase, los materiales deben estar encima de la mesa, y cuando acabe deben ser sustituidos por los siguientes. Las preguntas son esenciales en la clase, ya que asegurarán que el material ha sido comprendido, todo lo que el estudiante no comprende debe preguntarlo. Después de cada clase el estudiante debe interiorizar el contenido dado, y lo hace al intentar nombrar conceptos trabajados y resumir, aunque no sea por escrito si no mentalmente, las ideas principales que trabajó.


Al igual que todos los demás hábitos de nuestra vida, los de estudio se desarrollan desde que empezamos a estudiar o hacer tareas escolares. Mientras más tarde tratemos de instaurar un nuevo hábito, más difícil será, aunque no imposible. Es importante que los padres den la importancia y valor a los hábitos de estudio para que transmitan eso a sus hijos desde temprana edad. Los hábitos de estudio garantizan el éxito escolar que, más allá de una buena calificación, radica en el disfrute del proceso de aprendizaje, el aprendizaje significativo y el amor por aprender.


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