¿Por qué las redes sociales no son buenas para preadolescentes?

El preadolescente es una persona que se encuentra en la mitad del camino entre la niñez y la adolescencia, esto generalmente ocurre entre 9 y los 12 años. Es importante que entendamos cuáles son las metas principales en la vida de un preadolescente.

En primer lugar ser gracioso a toda costa (esto incluye bromas, hablar en medio de clase, y una actitud de “hacer lo que haya que hacer para ser popular”). En segundo lugar, son particularmente centrados en sí mismos (su ropa, su cuerpo, su pelo, su cara). Y en tercer lugar, están en la etapa de probar cosas nuevas, pues están buscando una identidad, son arriesgados e impulsivos, son inestables emocionalmente, y están un una búsqueda constante de independencia.

Es una etapa difícil para los padres, donde su parentalidad también está modificándose, reajustándose. Justo en este momento en que el padre está exhausto de que su preadolescente le ruegue por un celular, porque todos sus amigos tienen uno, o porque el padre va a cambiar el modelo y va a haber un aparato disponible en la casa, justo en ese momento, los padres ceden, se rinden. Actúan por impulso, y le dan a su preadolescente su viejo teléfono inteligente. Y con esa pequeña decisión viene el mundo del acceso a las redes sociales. Como el cerebro del preadolescente se está reorganizando (hay una gran propensión a tomar riesgos y una baja propensión al control de impulsos), no hay peor momento para dar acceso a un niño a las redes sociales que la preadolescencia. Aquí se presentan algunas razones:

1. Las redes sociales no están diseñadas para ellos: La corteza cerebral del preadolescente no está completamente desarrollada, por lo que no pueden manejar la distracción y las tentaciones que vienen con el uso de las redes sociales. Aunque le enseñes el buen uso de las redes, no puedes “darles la madurez” que requiere el uso de redes sociales.

2. Las redes sociales es una tecnología del entretenimiento: no hace a los niños más listos ni más preparados, no los ayuda a desarrollar destrezas sociales adecuadas.

3. La mentalidad adolescente “más es mejor” puede ser peligrosa en un contexto de redes sociales: ¿Un preadolescente realmente necesita tener 1,000 amigos y estás en contacto con ellos 9 horas al día? Así como al preadolescente se le dificulta poner límites en otros aspectos de su vida, así mismo ocurre con las redes sociales.

4. Las redes sociales son adictivas: La adicción a las redes sociales puede crear la plataforma para futuros patrones adictivos.

5. Las redes sociales no pueden reemplazar el “trabajo” social de lidiar cara a cara con los iguales, una habilidad que necesita ser practicada para ser exitosos en la vida real.

6. Las redes sociales pueden hacer que los preadolescentes pierdan la conexión con su familia: Como el cerebro del preadolescente aún está en formación, la necesidad del apoyo y guía de la familia es tan importante como en la niñez.

7. Las redes sociales representan una pérdida del potencial del preadolescente: Pierden tiempo que pueden usar en otras cosas, usan capacidades que pueden estar aprovechando aprendido cosas nuevas.

Algunas recomendaciones para los padres son: Retrasar el acceso, mientras más se retrase el acceso, más madurez adquirirá el adolescente y más tiempo tendrá de desarrollar relaciones personales auténticas. Seguir sus cuentas, la privacidad en las redes sociales es una mentira, nada es privado en el mundo digital. Crear cuentas familiares, en lugar de individuales. Permitir acceso a redes sociales sólo en pantallas grandes (computadoras o laptops, que estén a la vista de todos). Controlar el tiempo de uso. Planificarle tiempo cara a cara con amigos. Pasar más tiempo real en familia, libre de tecnología.

Aunque sea difícil la lucha, no le ceda el control absoluto de su hogar a los celulares y redes sociales, ayude a los adolescentes a elegir formas más sanas de relación y de entretenimiento.