Importancia de la Lectura de Cuentos
Contar cuentos es un hábito que para muchos ha quedado en el pasado, una tradición que se fue intercambiando primero por el televisor y luego por los videojuegos y, cada vez más modernos, aparatos tecnológicos. Estudios demuestran que la mayoría de los niños que disfrutan leer tienen padres que leen regularmente. El amor a los libros y el gusto por leer se adquieren, como todas las demás habilidades, desde pequeños y con la práctica.
El leerle un cuento nuestros hijos todas las noches es más que una simple actividad para arrullarlos, la lectura tiene infinidad de beneficios que ninguna otra actividad intelectual puede ofrecer. Amplía el vocabulario, hace que el niño aprenda nuevas palabras en cada nuevo cuento. Promueve un mejor uso del lenguaje, del ritmo, de la rima y de la entonación. Desarrolla la calidad y fluidez en la expresión oral y escrita. Mejora la ortografía, mientras más leo la misma palabra mejor sabré cómo escribirla.
Los cuentos desarrollan la imaginación, la creatividad y estimulan la curiosidad intelectual del niño. Promueven el pensamiento crítico, ya que desarrolla la capacidad de juicio, de análisis y de razonamiento lógico. Ayudan a los niños a combatir sus propios temores y situaciones difíciles. En muchos de los cuentos el niño se puede identificar con las emociones o problemáticas de los protagonistas, y estos “amigos imaginarios” los ayudan a superar sus miedos y dificultades.
Desarrollan la comprensión, la capacidad de escucha activa, de atención, concentración y memoria. Crea un vínculo entre padres e hijos y favorece grandemente el aprendizaje de la lecto-escritura.
Algunas sugerencias para la hora del cuento son:
Elegir un lugar cómodo y adecuado.
Cuenta el cuento con alegría y entusiasmo para que atraigas la atención del niño, logre comprender la historia, y capte el mensaje.
Permite que el niño pueda ver las ilustraciones mientras vas leyendo.
Mientras lees observa en las reacciones del niño y si es necesario haz pausas para escuchar sus preguntas o para comprobar si está entendiendo el relato.
Déjalo participar en la elección del cuento.
Existe un tipo de cuento para cada edad:
Desde el primer año hasta los tres debemos empezar con los cuentos ilustrados, muchas imágenes y pocas palabras.
A partir los tres años debemos elegir cuentos que nos relaten historias sencillas y claras en cuanto a la idea y el lenguaje empleado. Es importante que los cuentos no tenga un número excesivo de personajes.
A los cuatro años los cuentos apropiados son en los que intervienen personajes fantásticos, objetos extraños que hablan y se mueven, países maravillosos o ciudades encantadas. Es una edad donde les atrae la fantasía.
Desde los cinco hasta los ocho años los niños prefieren personajes y situaciones más reales. Les gustan los protagonistas que son niños como ellos, con los que puede identificarse.
A partir de los 8 años los libros de aventuras y detectives les encantan. Este tipo de cuento es muy útil para trabajar ciertos valores (empatía, solidaridad, amor, respeto, etc.).
A partir de los 12 años lo misterioso y desconocido les fascina. Se recomiendan novelas adecuadas a su edad, en que se reflejen realidades de su entorno social y que pueden ser utilizadas para seguir trabajando y reforzando valores.
La vida actual nos lleva deprisa, pero sacar unos minutos para transmitirles a los hijos un hábito que puede convertirse en un deleite que los acompañe durante toda su vida valdrá el esfuerzo, que empezará como esfuerzo y terminará en disfrute. El gusto por leer hace que aprender sea divertido.